El personal y alumnos de la Institucion Educativa, preocupados por el cuidado del medio ambiente, hemos iniciado un proyecto de reciclaje de materiales plasticos, esto como un inicio, ya que posteriormente estaremos iniciando el proceso de reciclaje de material de aluminio, por lo cual se les solicita a los padres de familia, enviar cualquier material plastico debidamente compactado, esto con la finalidad de que ocupen menos espacio y puedan transportarlo de manera mas sencilla..

Daños causados por la acumulacion de basura

La Isla de Basura Flotante

Cada año se arrojan al mar más de 10 millones de toneladas de desperdicios plásticos. La mayor parte no regresa a ensuciar las playas y costas, sino que terminan siendo arrastrados por las corrientes oceánicas hasta acumularse en un área del Pací­fico Norte del tamaño de la Pení­nsula Ibérica, formando una verdadera isla de basura flotante.
El principal problema de los residuos plásticos es que no se degradan como los materiales naturales. Por ejemplo, una botella plástica arrojada al mar termina convirtiéndose en minúsculos pedacitos debido a la acción del Sol y las corrientes marinas. Pero esos pedacitos siguen siendo de plástico; su constitución básica no resulta alterada. Otros objetos más grandes (como restos de utensilios, tapones y envases) apenas resultan afectados durante siglos enteros.
Muchos de esos desechos son trasladados por las corrientes oceánicas hasta un sector del Pací­fico Norte en el que las aguas giran lentamente, en el sentido de las agujas del reloj. Los vientos son escasos y no existen islas en donde los trozos de basura más grandes puedan encallar. Así­ que una gigantesca masa de plásticos permanece flotando como una isla de basura en una extensa región, conocida como “vortex del Pací­fico” o más precisamente, “garbage patch” (basural).
La densidad de los restos flotantes aumenta dramáticamente año tras año. Por cada cinco kilogramos de plancton, se encuentra un kilogramo de desechos plásticos. Muchas aves marinas y peces terminan pereciendo al consumir ciertos desperdicios plásticos, como tapas de botella o carcazas de encendedores. Se estima que cada año, más de un millón de aves y cien mil mamí­feros y tortugas marinas mueren debido a la ingestión de los restos de plástico arrojados al océano. Por supuesto, no todos los plásticos flotan. En realidad, alrededor del 70% de la basura plástica acaba contaminando el fondo de los océanos.
Otro grave problema es que los plásticos actúan como una especie de “esponja quí­mica”, concentrando la mayor parte de los contaminantes tóxicos en los océanos: los POPs (“persistent organic pollutants”, contaminantes persistentes orgánicos). Los animales que consumen estos materiales contaminados los transfieren a lo largo de la cadena alimentaria, con los riesgos que ello implica.
El denominado “Programa de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente” ha calculado que aproximadamente cada milla cuadrada de océano contenía en el año de 2006 unas 45000 piezas diversas de productos plásticos. Esto plantea un problema inmediato y severo también para la salud humana ya que tales contaminantes actúan como esponjas que atraen otros químicos menos inertes y más tóxicos, como los insecticidas y los hidrocarburos -que se han derramado en el mar- y que finalmente entran acompañados por estas partículas plásticas diseminadas, por la vía de los peces y las aves, a la cadena alimenticia de la cual dependemos todos.
El problema evidentemente no es sólo de manejo de los productos que hemos venido fabricando desde el inicio de la era de los plásticos, hace 60 o 70 años, sino que está en la raíz misma del proceso productivo.
No existe hoy la solución técnica para generar plásticos solamente biodegradables que no contaminen por los siglos de los siglos nuestra casa -la única que tenemos- y mientras tanto se sigue fabricando a tambor batiente todo género de productos que consideramos desechables y que tarde que temprano, al menos una buena proporción de ellos, van a ir a dar inexorablemente a las grandes cuencas marítimas que hemos vuelto nuestro basurero.
Ya hoy, en otra región, se considera que el viejo Mare Nostrum (el Mediterráneo) es el mar más contaminado del mundo. Al fin y al cabo, al echar nuestra basura al mar no se ve lo que estamos haciendo. Y como no se ve… pues creemos con esa lógica ramplona que nos asiste como humanidad, que tampoco existe.
Un ejemplo más que cómo la especie humana continúa su ruta hacia el suicidio colectivo. Es cosa de tiempo.